lunes, 26 de octubre de 2009

Pi por radio al cuadrado

Segunda entrega de Poesía Flashera:

PI POR RADIO AL CUADRADO

El comedor no me quería en él-
Ambiente ambientado en llanto
-desgracia por venir.
Espectador de un espacio sagrado
Fui el único invitado al unplugged del reloj
que a cada segundo ladraba que no era mi hora-

Seis y media de la tarde callada
La casa vacía,
Debería mi amor estar siendo acosada
por las góndolas recargadas
de los chinos de la otra cuadra-

Complot!
Aburrimiento invita a la calma a bailar.
Unión que destruye -ELLA- :
-Amada eterna-
Belleza autentica
Luz con forma de esfera
De gajos blancos y negros
Pasión que contagian los abuelos.
Ahí
para mí:
Redonda: fui por ti.

Te acaricie con la derecha,
te castigue con la zurda, como te gusta,
En medias cortas con el empeine orgulloso.

"Vuela, llevando mis sueños,
Giras y giras,
te admiran las reliquias del hogar,
envidiando tu soltura.
Y sigues, acelerando en el aire,
cortando el polvillo que a tras luz iluminan
la ventana y la persiana,
esas chicas maniatadas a una libertad frustrada."

Te dignas a bajar,
circunferencia perfecta, pi por radio al cuadrado
y caes donde no debes mientras cierro los ojos –despacio-
para ver y no ver el impacto.

Ay que dolor, corazón! Tenía tanto valor para vos!

Corrí a esconderme bajo el colchón-

...

Ni esa reacción, ni esa devoción,
ni vos, ni yo.
Nada es eterno, amor:

se me rompió el jarrón.


lunes, 19 de octubre de 2009

Teoría: "Inicio de la vida"

Dedicado a mi barda querida, Karol Benoit Rodriguez, por desvirgar este texto con tanto amor.
Y para toda la hermosa República Dominicana, gracias!.



Teoría: "Inicio de la vida"

Me detengo en un pensamiento que me dejó la noche de ayer.
Abriendo mi cabeza, algo me delineó algo que se quedo subrayando antojos en mi conciencia. Y un surtido de delirios me despertó en un concepto.

Color. Uno o dos disueltos.
Se saturan del espacio oscuro. Ellos brillan en esferas, formas, constelaciones, satélites y otras maravillas parecidas.-

Cometa de color! Brilla entre el vacío, sacude color con tu inmensidad!

El espacio es vago en su resaca del ayer infinito.
Colores que en el espacio eran centro de atención, colores que desfilaban en sus propias huellas: toda su magia.
Se decidieron, en su absoluta decadencia, a la creación de algo que diera calor, sensación, que les diera a si mismos un despliegue mayor.
Con su razón se unieron, haciendo el amor.
Se penetraron entre sus destellos de luz, y en una orgía de colores sembraron en un planeta la maravilla de su semilla-.
Se alojaba cerca de la estrella mayor, la dueña de la sabiduría y el calor.
Los colores se deslizaron por ese mundo. Antes que nada, nacieron en flores, sin dolores, alegres, sonrientes, aferrándose a la tierra color.
Los colores tierra se desplegaron, de sus rebeldías nacieron montañas, de sus hazañas: el agua.
El agua pura por incolora, sedienta de milagro se alzaba entre los colores como única e indestructible. Los colores creadores, le dieron el 71 por ciento de la creación y ella: reina glorificada, reinó dando vida a los verdes.
Los verdes astutos dieron pastos y yuyos, plantas salvajes y árboles deseosos de cielo. Entonces, un celeste inmenso abrazó al mundo, les dio vuelo a las hojas y a los vientos.
Se dio cielo, y al agua reina dio celos.
Los colores pacifistas dieron al agua: cielo, para que ella lo recorra en nubes.

Agua en nubes viaja, observa desde la altura, se refleja en ella misma, y llora: gotas: lluvia.

Una lágrima es la gota del agua emocionada, la primera que besó la tierra sembró una semilla extraña.
Esta lágrima-semilla creció del humus, se erigió sobre las plantas, -las flores miraban extrañadas-. Piel, ojos, boca, rostro, cuello, espalda, torso, brazos, manos, ¡uñas!, pene, piernas, pies, dedos y más uñas.
Algo distinto se dio, el SER caminó, pisó y huellas dejó al avanzar.
El color se sintió torpe, pequeño, absurdo ante él.
El SER reflejaba colores en todo su organismo: sangre, venas, arterias, huesos, iris, cabellos, lengua, dientes.
El color omnipotente decidió parar, poner punto final, acabar.
El agua al mirar a su hijo no pudo evitar llorar, desde la altura de la nube una gota impacto en el ser, regó su cabeza, se esparció, recorrió su cuerpo, bajo por su pecho, rozó el pene, lo acarició, transitó, lo excitó y a la tierra calló la gota.

El SER se sintió tocado, necesitado.

De pronto de la tierra empezó a brotar otro SER.
Su belleza era inmensa, superaba cualquier creación. Deslumbraba, inquietaba, se desprendía de las flores, reina, amada, la tierra la formaba sin querer dejarla de tocar, mientras ella diosa inmune a la rendición del mundo, no paraba de engrandecerse.
Ilimitada y majestuosa, firme quedó frente a él.
Lo miró fijamente, ante su mirada arrodillada y ella que ya era ELLA; dominadora, lo besó.

El agua contemplo. Sería para ellos la madre, mamá que los limpia, mamá que les quita la sed, mamá que de tan preciosa se hace lágrima en sus hijos cuando necesitan del exilio o el perdón, o simplemente demostrar emoción.



Los colores dieron a luz al mundo, a lo que en él habita.

Los colores dieron a luz al amor, siendo amor, siendo luz.





martes, 13 de octubre de 2009

Le hice caso al felpudo

“WELCOME” me dijo un felpudo,
le respondí con un saludo:
“Hola, felpudo!”

Me dijo: “revisa abajo mío, que hay algo para vos”.
Lo saqué y le pregunte: “¿qué es esto?”
y él me miró y me dijo quejosamente: “la llave de la casa
salame...”
Ahí nomás me mandé...y empecé a buscar con quien quería encontrarme.
Fui a la cocina y revise todo los muebles...pero no estaba...
entonces corrí a la heladera, la abrí, miré bien
...tampoco estaba...

El felpudo se metió y me dijo: “esta arriba...”
y le dije: “¿en el cielo?, ¡¿Qué?! ¿¿se murió??...”
y respondió: “NOOO! salamee, está en el PISO de arriba”.
Entonces salté por las escaleras.

Una vez que llegue arriba,
vi 3 puertas y no sabia cual elegir.
Y entonces otra vez
el felpudo se metió y me dijo: “esta en la del medio...”
y yo le dije: “¿en esa?”....
y el felpudo me respondió: “NO salame...en la del medio...esaaa!!
“Ahh!” dije yo y me mande sin dudar.....

A simple vista no vi nada....hasta que de repente: lo vi....
Aunque no juntaba margaritas del mantel, ahí estaba...
-Inmaculado- sobre una mesa ratona posado sobre un plato.
SIII!!!...
el gran pedazo de Queso me miraba
y me llamaba para unirnos en un gran abrazo.....

No hay pasión, ni calor,
Ni sabor, ni tambor,
Más fuerte que el abrazo Queso-Salame
Cuando no ronda el jamón


No pude evitar preguntarle por Pancito:
“No se, la última vez que lo vi estaba re duro”

El felpudo nos miró y me dijo: “¡¡BIEN SALAME, lo lograste!!”
Guiñó un ojo
y se fue con su WELCOME tatuado en el pecho...

Yo: Salame,
feliz con Queso!

domingo, 11 de octubre de 2009

Me enamoré de una tecla del teclado

Primer entrega de Poesía Flashera:

Me enamoré de una tecla del teclado
de mi computadora

Cuando la toco,
se pone colorada.
Y le gusta ponerse así:
Colorada (como con color rojizo)

¿será que esta enamorada de mí?

Me rasqué el cuello,
Cascarita que se rompe, volcán de sangre
roja,
me quedó en la uña.
Dedo-uña con sangre.,
oprimí la tecla de la cual me enamoré,
tacto
y ella: de colorada a rojo pasión...
Nuestra pasión, llena de sangre,
excitación
calentura...
Mi yema, su relieve,
mi caricia fogosa, su plástico excitante...
Parte de mí se eleva...
Aprieto...
La tecla se deja,
La sangre fluye...

como el amor.


jueves, 8 de octubre de 2009

La mente y la ciudad

Aquí, acá, en este impreciso segundo, les dejo mi primer Anotación de Colectivo:

LA MENTE Y LA CIUDAD

Colectivo de la línea 152-
Las ventanillas bien limpias,
el sol las moja.
Y empieza, cabeza.

Trabaja la ardiente imaginación
Repartiendo paisajes.

Imagen
revelándose
en papel cerebral.

Por ejemplo: Imagino la ciudad de Paris, iluminada
Y al segundo veo un cartel con un dibujo de la torre Eiffel.


Es como si
la ciudad y la mente
se complotarán para que uno tenga
reflexiones incoherentes.


martes, 6 de octubre de 2009

UN LICUADO CON HISTORIA

Arranco con mi nuevo blog.

Sí, aunque no lo crean, después de tan poco...vengo con menos!

Los dejo con mi primer “Relato de Ratos”:

UN LICUADO CON HISTORIA


Corro a la cocina desesperado por un licuado. Por uno de esos licuados que me hago todas las mañanas y por el cual muchos me juzgan de enfermo mental. La verdad, no veo nada de raro en un licuado con leche, banana, azúcar, avena y huevo.

Pero bueno, no estoy escribiendo para contarles de mi licuado, sino de la sensación que tuve hoy al hacerlo.

A lo primero que apunto cuando voy por un licuado, es a la licuadora. Me fijo que este en perfectas condiciones, reluciente y de buen humor. Allí estaba...impecable.

Segundo: voy por la leche. Lleno la licuadora “a gusto” hasta llegar a los 300ml que marca el recipiente. Sí, si es ilógico, pero lo mejor de eso es creerse que uno lo esta haciendo a ojo...dice: “a veeer (mira de reojo las medidas del recipiente y cuando ve que esta por llegar a los 300, tira: “un poquito más y ahí, sí, ahí esta perfecto!” y sonríe como si alguien lo estuviese grabando). -Que quedé claro que redacté en tercera persona para no sentirme tan solo en mi pelotudes.-

Pero bueno, lo importante sucede en el tercer paso, donde cambia la historia...

donde se presenta LA BANANA.


Mientras mi mente vagaba por la senda de la nada,

mi mano, ni lerda ni perezosa,

ya tomaba por sorpresa a una banana despreocupada.


Mi mente atiende lo que sucede y ZAS!: La banana era grande, amarillo patito, nada marroncito ni nada verdecito, todo amarillita. De bajo de ella habían más bananas, más pequeñas pero de similar belleza.

Sentía el griterío de las otras bananas, que al ver como se alejaba la grandota, se ponían a llorar.

Ahí fue cuando me empecé a sentir la banana. Pura catarsis.

Era el asesino y el victima, era una sensación increíble de éxtasis: MATAR, QUE TE MATEN. Esa adrenalina macabra y excitante.

Había un juego claro en mí, y quería jugarlo: Agustín: el asesino. La Banana: la victima.

Tome la banana y con una frialdad imponente la desgaje sonriendo al mejor estilo el guasón. Luego la miré y dije: “maldita sea, ERES UN MACHO!” (al ver el piquito negro que llevan abajo las bananas).

Con un placer inmenso se lo arranque de cuajo y lo tiré al tacho junto con su uniforme.

Por dentro sentí la sensación de la banana, desnuda: siendo humillada ante esas señoritas bananas que miraban destruidas desde la canasta.

Arrastre a la banana por los aires, y pase pausadamente por enfrente de las jovencitas bananitas, para que la vieran humillada a la grandota...

Para que vayan sabiendo lo que les podía pasar.

“Amadas, moriré amándolas... amándolas a todas! ... Juliana, Lorenza, Estefania, mis bananas queridas, no me recuerden así”


La lagrima de la banana fue arrastrada por una brisa, que la llevo a caer sobre la canasta, regando así, en forma de rocío, a las bananas solteronas.


Empecé por abajo, le partí un pedazo, y después otro y otro pedazo, y así hasta llegar al tronco y su cabeza. La miré fijo y le murmuré: “no hay último deseo para ti, bananota”.

No termine de decir “bananota” que ya la había degollado y dejado caer su cabeza a la licuadora.

Disfrute unos segundos viendo como quedaba su cara bajo la leche, dejándola sin siquiera respirar.


“¿Qué hice yo para merecer esto? Sí siempre fui una banana sanita...sanita”

Por dentro me carcomía la idea de que se encienda lo antes posible la licuadora, me estaba ahogando en leche, sin sentir mi cuerpo, deseaba que terminase la historia.-


Sabía que la banana vivía. Lo tenía claro, me sentía ella.

Me acerque a la heladera lentamente. Lentamente saque un huevo, lentamente lo rompí y lentamente se lo tiré en la cabeza a la banana. Me reí, y me deleite con el ridículo que estaba pasando...ella, la banana, claro!.

“No llegue a recibirme pero ahora se lo que se siente un huevazo en la cabeza!,.. que se prenda la licuadora, que se prenda ya!... que me corte en pedacitos, que ya no puedo más-.”

Lentamente abrí la alacena, lentamente abrí la azucarera, lentamente le eche azúcar a la licuadora... rebosando bien lentamente lo que quedaba de la cabeza de la banana y más lentamente termine de decorar la mezcla ancestral. Todo lo hacía lentamente, sonriendo, sabiendo que ella no podía más.

Y llegó.

Era el momento clave.

Tapé la jarra de la licuadora y...

“prrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr”. Licuadora: licuando.


“aaaaaaaaadiooooos mundo bananero!!”

Mareado sentí el golpe de la cuchilla cortándome, empezaba a desaparecer. “y no deje descendencia, que mierda!...ni siquiera la puse”.

Se desintegraba el Don Juan entre avena, huevo, leche y azúcar, ante la mirada atónita de sus bananas.

Tomé la jarra, me serví y entonces tomé el licuado, lo ingerí con el mayor de los placeres. Jamás estuvo tan rico, tan sabroso.

Fueron dos vasos y medio de pura felicidad, de miradas contentas y soberbias a las bananas viudas que con muecas espectadoras, me despreciaban tanto como deseaban ser también ingeridas por mí.

El licuado fue extraordinariamente placentero, mate envuelto en alegría y morí cubierto en mi dolor...Ridículo...

como yo.




Al momento de sacarme la foto,
mi hermana me dijo: “Agustín, ¿no estas un poco grande para eso?”
Le conteste con la misma soberbia con la que mire a las bananas: “Perdón Belu, no sabía que había pasado la edad de ponerme una cáscara de banana en la cabeza!”


Me fui como si mi locura fuese de ella.