jueves, 21 de enero de 2010

Granito


Ezequiel trabaja en un call center.
Cuando todos le hablan al monitor, él se escapa al baño a explotarse los granos de la nariz.

Suenan teléfonos a lo lejos entre el ruido chato de las voces esclavas.

Se mira al espejo y empieza:
UÑA-GRANO-UÑA
PUS rebalsando.

Ezequiel desearía que todo bicho que habla en call, fuese un granito en su nariz.

Él sueña con hacerlos explotar de una vez por todas.



miércoles, 13 de enero de 2010

iupi iupi al infinito

de una conversación con Janie Jones se disparó este poema para reirse un montón.






Iupi iupi al infinito
se sirve en el ombligo
se fabrica un finito
se lo fuma, no se escucha
¿Como dijo?
“Me siento el joven manos de tijera con un arbusto mullido”
Eso bien rima con mi tío.
Voy voy que llego a donde estoy
Que paradoja, que boludes
Que compro a mitad de precio
lo que no me vendes.
Iupi Iupi al infinito
Se vistió de azul el pajarito
Fue y le botoneó al amor
Que de ves en cuando pienso en vos.
“¡Bajen las banderas que acá llegó Colón!”
Como le gusta a Cristóbal salir por televisión.
“Bajen bajen las barreras que la farolera tropezó.”
Te lo dice el diablo cagado de calor.

Y porque se conocen todos
se odian con pavor
yo para que se quieran les ofrecería un colchón.

No los culpes
no me dudes
ni te asuste de mis manos
que este Rebuscado te lo deja bien claro.
Iupi Iupi al infinito
Que me voy y no te aviso



lunes, 11 de enero de 2010

PIEL ALFILER

Poesía Flashera:



"La muerte es para los hombres"
me tatúe con el coraje de un alfiler
Abrí un coco y me lo tomé.
Que lugar hermoso este sabor, me quedaría unos días pero vivo por Hong Kong.
Acá nomás pasa el 152, “el que espera desespera” confesó.
¿Quién? ¿Quién lo ha hecho?
Ella, quien sino-
Ella confesó toda la confusión.
Y el 45 ya no me deja en vos
Nada lo hará
Para variar y variar
Está dicho corazón: “ese coco no fue amor”
Te lo dice un alfiler con el coraje de la piel.




(No hay que saber de todo para saber, yo - sólo - quiero - volarte - las - ideas)



viernes, 8 de enero de 2010

¿A quién se le ocurre?





¿A quién se le ocurre?

Titulo florido para semejante arrebato a la sensatez
¿a quién se le ocurre?
Ayer imaginé una masa hedionda capaz de atraer la estupidez de forma automática.
Se explica así:
caminante de pies esquivos al conocimiento,
de ojeras televisivas,
de madrugadas bostezantes con futuro de despertador inquieto,
es arrastrado por el incesante olor a mierda
que despierta un gran pedazo de algo indescriptible,
que con un poco de esfuerzo se podría describir así:
es cuadrado como un televisor, pero grande como una cancha de fútbol.
No es un objeto inmóvil, por el contrario se mueve, tiembla, es como una gelatina de novecientas mil toneladas en movimiento constante consigo misma.
Todos los cuerpos de pocas ideas son arrastrados lentamente hacia ella. Esa gran masa color cemento los absorbe hasta su centro...donde se pierden de vista.
El hedor se hace más fuerte y poderoso a medida que los hombres de ojos iguales son consumidos, atraídos por ese no sé que.
De pronto las calles se vacían, quedan pocos hombres dando vueltas, buscando una explicación, ellos no huelen nada. Piensan, recurren a los libros, se juntan, generan debates, no entienden. Análisis de todos los tipos, sangre- glóbulos rojos, blancos- no dan respuestas. ¿Por qué nosotros no? Era la pregunta.
Lo más sorprendente era que todos querían saber, se interesaban y trabajaban sobre el tema, buscaban un cambio, todos los que habían quedado creían que podían cambiar las cosas. Tenían ideas, se esforzaban, trabajaban unidos dejando de lado el individualismo, el egoísmo y el poder.
Ese era el punto, eso tenían en común. Ellos siempre fueron iguales-pares, desde antes de la aparición de la gran masa hedionda, todos ellos tenían los mismos ideales de unión y revolución.
Quedaron los hombres con conocimientos abiertos al cambio, a la lucha, a la esperanza de un mundo mejor. Se vieron así mismos, no sabían que hacer.
La gran masa se había devorado a los hombres necios, a los que no creían en el granito de arena, a los que estafaban a los sentimientos con excusas cómodas.