jueves, 24 de diciembre de 2009

Yingel bel

Me desperté el 24 de diciembre con ganas de secuestrar a Papá Noel.
La idea era la siguiente:
Encontrarlo, afeitarlo, quemarle el traje y las botas.
Ponerlo a dieta, ejercicio,
solcito como para que se tueste un poquito y tome color,
ojotas o alpargatas, una bermudita roja,
si le gusta ese color no puedo ser tan guacho tampoco, ¿no?;
una remera 100% de algodón (bien fresca) con la imagen de algún dibujo precolombino, y la gran consiga de regalar cultura latinoamericana a todo nuestro continente en algo que no sean renos, y como ya la estamos flashando un poco, se podría ir volando en alguna llama, ¿no?

Si ya se no te cabe ni un poquito mi plan, pero a mi tampoco me divierte ver a un tipo regalando felicidad a través de su idea de consumo y menos a los pueblos estafados como los nuestros por las ideas colonizadoras de los piratas más grandes del mundo, país del norte donde él es rey.

No me mata verlos, no me influyen más que para escribir.
Pero me mata pensar que la gente se crea feliz con eso, o tal vez si sean felices, ¿por lo que entonces sería peor?
Tal vez, porque conmigo no funciona y es la envidia de no “sentir” como sienten ellos.
A mi me llegan otras cosas, cosas que ni siquiera son cosas.
Pero eso los mata porque no saben donde comprarlo.
“¿che el Unicenter habrá?”
No quiero una camisa para navidad,
No me jodan con toda esa payasada.
Regálame una camisa otro día, ¿qué estas esperando Navidad?

Bueno los dejo con más de mi repudio a todo este show que nos vendieron porque a la mayoría le cuesta ser libre de pensamiento.

Amén y gloria al sistema, brinden con sidra REAL!
La sidra que te compra tu mamá-


“yingel Bel . yingel Bel”
¡Suena cancioncita!
Suena que no sabemos que quieres decir
¡Suena!

Suena y mi cabellera suda,
como sudan las baldosas
en este calor carioca
mientras las calles masoquistas
mueren de placer.

39 grados de sensación térmica
Cargada de 39 millones de Papá Noel
Por toda la ciudad,
Colgando de los edificios,
En las vidrieras, en las carteleras,
En las casas,
en cada gramo de publicidad que te aspiras al andar.
Es más en el obelisco hay un papa noel viviente
que esta sentado con los rayos de sol esparciéndose con la fuerza de un volcán por todo su cuerpo repleto de tela abrigada.
Es más le pusieron un “trono” tan grande que de lejos parece un enano.
“Esto si que es Argentina!” Diría el hermoso de Luca Prodán.

39 millones de Papá Noel iguales,
Con su barba que da calor
Con su gorro que da calor
Con su traje que da calor,
Con sus botas que dan calor,
Con su gordura que da calor.
Con sus renos sin gracia, que dan bronca,
Que la bronca da calor.
Y así queda en evidencia que la navidad en Sudamérica
queda desubicada como chupete en orificio anal.


nO se habla más señores,
sáquenme toda esta mierdita yanqui de acá.



DEJA DE PATALEAR AGUSTÍN
DEJA DE PATALEAR
Y PONETE A LABURAR.

“bueno, dale te vendo una poesía.”



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